A los problemas urbanos y de inseguridad que padecemos está en ciernes de sumarse el arribo de tormentas, aunque un reporte que leí anoche es en el sentido de que tal vez aterricen por otra región, y si es así, pues que Dios ayude a los de allá, pero entretanto por aquí debemos adoptar prevenciones, como el no andar tirando basura en la vía pública y en los drenes y canales.
Sin embargo, lo anterior no será suficiente si la autoridad local no desazolva las redes del drenaje y los afluentes que cruzan por la ciudad, y yo no he visto ese tipo de acciones.
Pero ya inició la semana y siento el ánimo colectivo desalentado, no es para menos, tuvimos 7 días de tronidos por doquier con los consecuentes daños y dolor, y ese ambiente ahuyenta el acudir a espacios públicos.
Lugares generalmente muy concurridos se vieron vacíos, pero en cambio por las tiendas de víveres vi el fin de semana saturados sus estacionamientos, evidente señal de que la inseguridad propició llevar la fiesta a la casa, que eso de fiesta es un decir, porque cuando en las reuniones se habla de violencia, no puede haber felicidad.
Y en otro tema, la reciente “Anayada” del dirigente nacional del PAN soliviantó a los priístas de Tamaulipas. Meter la cuchara en asuntos que solo son de ellos, fue un error que ahora quienes van a pagar los platos rotos son los azules de esta entidad; los tricolores hoy andan encendidos y de pasada con un Óscar Luebbert encumbrado, a quien evidentemente los panistas no lo quieren ver en la presidencia del PRI estatal, por razones más que obvias.
Aunque descarto que por las que adujo Anaya, quien se supone que vino a promocionar sus aspiraciones presidenciales, las que pasaron a segundo término por querer bornear a Luebbert.
Así, de ese tamaño fue la “Anayada”, y Moreno Valle al saber lo anterior, feliz de la vida y promoviéndose por Michoacán en donde hasta platicó con el gobernador Silvano Aureoles.
El joven maravilla por lo visto en eso sólo quedará.
Que tengan un bien inicio de semana todos.