A favor de Sanjuana Martínez: ella no ha sido la única directora de Notimex que mandó a la calle a decenas de empleados con humillantes liquidaciones que violan las leyes laborales en México, y los derechos humanos.
Me la quiso hacer Notimex en 1994 -ya no recuerdo quién era el director, pero sí el subdirector Jesús Guevara-, cuando con un boleto solo de venida a México desde Roma, donde dejé a mi familia en la incertidumbre y sin conocer el motivo de repentino viaje, llegué a la CDMX y me esperaba la Santa Inquisición en una oficina, entre ellos mis jefes, abogados, testigos y de recursos humanos.
Me obligaban a firmar mi renuncia sin derecho a liquidación. Me negué y les dije que me iba asesorar con un amigo que sonaba para secretario de Gobernación de Zedillo, de quien depende o dependía Notimex.
Y cuando regresé el discurso cambió, casi me besaban los pies los mismos que antes me despedían. Me hospedaron y me dieron viáticos de sobra. Volví a Roma y al año siguiente me di el lujo de renunciar.
O sea, Sanjuana llena muy bien ese puesto.