A cuete, a pólvora, a leña. ¡Ah que tiempos aquellos! En verdad que como le falta a nuestro amado Nuevo Laredo ese lindo olor a quemado, pero quemado del bueno, a ese olor caliente de antes, al de la hoja de maíz tatemada, el de los comales bien prendidos en cada chante, todo el santo día. El de las ollas ardiendo con burbujeantes brebajes. Fuego pero del sabroso, del que solo los hoy cincuentones y más, enriquecedoramente vivimos en ese lindo ayer, sobre todo gozando a nuestros viejos, que ya se nos adelantaron. Que ricos éramos todos, sin duda que éramos millonarios y no lo sabíamos.
NO HUELE A QUEMADO
Ya no huele por estas fechas a ese mezquite o carbón tronante en algún patio de la vecindad o en el terreno de alguien en la cuadra, con varias familias alrededor de dicha hoguera, cooperando en metálico y en especie, para la comilona y la beberecua del sabadito tempranero, que no falten los frijoles charros o borrachos en leña. Mientras los canijos mocosos no parábamos de tronar esas chimistretas tan ruidosas.
¡AH QUE MOMENTOS!
Esos tiempos no nos los afana nadie, ese aroma, ese olor, esa ricura, no nos lo hurta ni el más pintado, ni la pólvora que se quema ahora, ni el fuego que hoy flamea por doquier, ni los tronidos tan terríficos que hoy se viven en nuestro querido pueblo. Nadie, ni lo salvaje del pueblo hoy día, ni los entes tan lesivos de ahora, no pueden carranceárnoslo. ¡Se ingan! no nos lo pueden birlar. Ni tampoco los que somos de ayer, los canjearíamos por la “modernidad” de ahora, ni por el “progreso” actual. Apostamos tronchado que ni uno solo de nuestros contemporáneos cambiaría lo vivido antes, al frío y temido presente, a ese hoy tan insensible y deshumanizado.
DIOS PRIMERO
Lo que daríamos por ver a los niños y jóvenes de ahora, vivir esa libertad tan segura, esa leve irreverencia de cuando nosotros los ahora maduros, fuimos escuincles, de cuando eramos un gorroso chamaco del demonio. Ojalá un día ¡Dios primero, claro que sí! que nuestros hijos o nietos puedan vivir algo lejanamente parecido a lo nuestro. O que al menos tengan garantizada esa seguridad, esa anhelada paz que hoy nos urge a viejos y jóvenes.
AÑORAMOS ESE NUEVO LAREDO
Ah como amamos ahora a Doña Pelos aunque ya no la tenemos entre nosotros, ah como queremos a su esposo el Viejo Baquetón, Pareja idéntica, bien metamorfoseada, hasta se turnaban para mentarnos la madre todo el santo día a todos los inches güercos traviesos del barrio, por asustarle a su canarios, su cotorro, a su gato y a su inche perro desgraciado, al que por estas fechas del año, le echábamos varias ristras de cuetes cada día. ¿Sería por eso que el mendigo can no nos tragaba?
FRÍOS QUE YA VIVIMOS
A finales de la década de los 70, principios de los 80 (ya no recordamos el calendario con precisión, solo nos pasa por la pantalla mental, lo vivido) tuvimos una fecha con temperaturas congelantes, esa helada tronó motores de autos, medidores y tuberías, tanto de agua, como de gas, secó la huerta que cada familia tenía en el patio de su respectiva casa, donde árboles, arbustos y plantas se quemaron por el hielo, por el gélido clima. Adiós al limón, el durazno, higo, plátanos, aguacates, papayas, todo se dañó. No nevó, pero fue una helada bien perra. Pensándolo bien, la hubiéramos pasado mejor si hubiera caído nieve. Estuvo muy desgraciada, sin chiste, pero muy dañina la canija.
DÍA DE CALDAZO DE RES
Sin duda, señora que se precie de hogareña, amorosa y “cálida”, a webbo que hoy lunes día de los cuatro palitos (día 11 del mes 11 son cuatro palitos) tuvo que haber ido corriendo a mercar todo para el caldo de res de este martes. Digo, todo el inche año hace un calorón perro, que la fiera de la casa siempre te grita “¿Caldo de res? ¿Estás idiota o qué?, Mira jumento, estamos a 45 grados Celsius a la sombra y tú quieres que caliente más toda la casa, encendiendo la estufa por horas haciendo un caldo de res, despabílate y deja eso para cuando haga frío”.
¿ASÍ O MÁS?
“¿No tienes cerebro o qué?”, todavía te remata la leona, allá por el mes de julio u agosto. Y después de darte un “lorito” o un sape en la mera cholla, como para acomodarte los sesos, tú capiscas y mejor te olvidas todo el año de esa diarrea mental que se te escapó en canícula. Bueno, pero ¿Qué creen? que ya se llegó la fecha esa de “cuando haga frío” que La Generala te escupió en la jeta. Ya no tendrá excusa para no cocinar el caldazo, esa fecha es hoy, martes 12 de noviembre “Día del Cartero” o del empleado postal.
LOS DEL CORREO
Felicidades a toda la racita, en la mejor colonia del mundo mundial “La Postal”, hoy están de pachanga los del correo. No jalaron y mañana creemos que tampoco. Felicidades a la banda que camella en el antiguo palacio federal y a los de la estación de trenes, merecen un gran descanso, sí que se ingan bien y bonito, un servidor lo sabe muy bien. De ahí es toda mi gente, mi colonia, pura perrada del Servicio Postal Mexicano.