México, D.F. / Feb. 18
Bajó un poco el volumen de su voz, lo dijo así, como si nada: “Nos vamos a ir a vivir unos dos o tres meses a Oaxaca”. Alguien de los devotos que le escuchaban le gritó: “¡Señor Presidente, no nos abandone!” Andrés Manuel López Obrador no lo escuchó. Después de anunciar ese temporal exilio, siguió con su mensaje, que concluyó con la sentencia juarista: rescatará al país con lo que pueda, como pueda, y hasta donde se pueda.
El líder y los suyos, ante el Palacio Legislativo de San Lázaro. Habló desde la plataforma de un camión atravesado en avenida Congreso de la Unión. En el templete le acompañaban los líderes de Convergencia y el PT y legisladores que siguen leales a él, y el reaparecido Gerardo Fernández. A su izquierda, Rosario Ibarra, quien poco antes permitió que se le humedecieran los ojos, dijo que este 17 de febrero, su desaparecido hijo Jesús cumpliría 54 años de edad.
Andrés Manuel, el de siempre. Llevaba un texto que escribió, una carta para los legisladores. Varias veces se apartó del mismo para improvisar. Se despeinó, enrojeció su rostro, cuando exclamó que al pueblo le cuesta mucho mantener al gobierno. Y explotó: “¡Es un gobierno mantenido que no sirve para nada!”.
Llegó media hora tarde a la cita. Mientras, Jesusa Rodríguez animó y arengó a la gente. Ella encabezó un coro: “¡No somos uno, no somos cien, somos millones, luchando con Andrés!”. En realidad, para el mitin de ayer, no eran más de 2 mil personas. Ella dijo que eran muchos, y eso era un mérito “tomando en cuenta que es jueves, son las cinco de la tarde”. Poco después corrigió la equivocación por el día.
Y ya estaba ahí. Se levantaba un clamor: “¡Ya estamos listos, señor Presidente!”. López Obrador subía al improvisado templete, levantaba la mano izquierda, saludaba.
Antes hablaron las diputadas Valentina Batres y Mónica Fernández y la senadora Rosario Ibarra, que aclaró que intervenía porque: “Andresito, mi querido hijo, porque lo considero un hijo, me lo pidió”.
Finalmente, el mensaje del líder. Su diagnóstico del país, sus medidas, demandas para superar la crisis. Su habitual reclamo a los medios de comunicación: “controlados por la mafia” que no se atreven a decir que por ejemplo, en España hay un estado de bienestar, y cada persona mayor recibe cerca de 8 mil pesos al mes, y nadie dice que es populismo.
Él y su entusiasmo. Preguntó por qué en el Distrito Federal hay pensiones para adultos mayores, útiles gratis para estudiantes y en otros estados no. Y por qué en la ciudad de México el metro cuesta dos pesos, y en Sonora y en Jalisco no. Y ante su gente, y los globos y camisetas color naranja, y con el sol en el ocaso, sin levantar la voz anunciaba: A finales del año se irá a vivir dos o tres meses a Oaxaca.
Discussion about this post