México, D.F. / Ene. 26
La Procuraduría General de la República (PGR) tiene indicios de que Santiago Meza López, “El Pozolero” o “El Chago” , desapareció a lo largo de nueve años más de 300 cadáveres de enemigos de Teodoro García Simental, “El Teo”, líder de una de las facciones en pugna del Cartel de Tijuana.
“El Pozolero” y dos de sus presuntos cómplices, detenidos el jueves pasado en Tijuana por personal del ejército, fueron presentados ayer en las instalaciones de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), donde quedaron a disposición del Ministerio Público federal.
“El detenido es uno de los 20 delincuentes más buscados por el FBI, puesto que es un elemento importante de la organización de Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”… se tienen indicios de que se pudieran superar los 300 cuerpos desaparecidos”, destacó Ricardo Nájera, vocero de la PGR, minutos antes de la presentación.
El funcionario explicó que, de las primeras diligencias, se ha podido establecer que Meza López, efectivamente forma parte de la delincuencia organizada, y que ha estado bajo las órdenes de varios líderes del Cartel de Tijuana: Ismael Higuera Guerrero, Marco Antonio García Semental “El Cris” y últimamente del hermano de éste, Teodoro.
Santiago Meza López manifestó ser “pozolero” (término con el que se le conoce en el crimen organizado por ser la persona que desaparece los cuerpos de los que han sido ejecutados o desaparecidos), desde hace nueve años, precisó Nájera.
Su forma de operación era meter los cadáveres que le entregaba Teodoro García Simental (a) “El Teo”, en un recipiente con agua y sosa cáustica por 24 horas o hasta su completa desintegración, recibiendo como pago 600 dólares a la semana, agregó el funcionario, quien detalló su forma de operar.
“El procedimiento para la desaparición de los cuerpos era llenar a la mitad un tambo de 200 litros con agua, al cual se le ponían dos costales de sosa cáustica, lo ponía al fuego, y al empezar a hervir se colocaban los restos humanos, dejándolos por ocho horas aproximadamente”.
Después de este proceso, únicamente quedaba el líquido con los dientes y las uñas, el que se dejaba enfriar para posteriormente vaciar el contenido en otro tambo de plástico, que se llevaba a un lote baldío, de preferencia con basura, en el que finalmente se tiraba el líquido, prendiéndole fuego con gasolina a lo que quedaba.
“El pozolero” declaró que aprendió a hacer “pozole” con una pierna de res, la cual puso en una cubeta, le echó un lìquido y se deshizo, y confesó que los cuerpos que desaparecía se le entregaban muertos y los metía completos a los “tambos”, depositando luego los restos en unas fosas.
Para la entrega de los cuerpos, “El Teo” le ordenaba ubicarse en un lugar determinado, y por radio o teléfono le daba las características de los vehículos que le llevaban los cadáveres.
“(Manifestó) que la última vez que hizo la tarea de “pozolear” fue hace 15 días, por orden de “El Teo”, y que los utensilios para poder “pozolear”, además de químicos y tambos, es necesario contar con equipo de protección como guantes de látex y mascara contra gases”, detallò Nájera.
Junto con “El Pozolero” y sus cómplices fue detenida una menor de edad, que quedó a disposición de las autoridades competentes de Baja California.
El Ministerio Público federal tiene hasta 96 horas para determinar si consigna a Meza López y a los otros dos detenidos, o los sujeta a arraigo, dentro de la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/032/09-01.
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