Mayapán, Yuc.-
Han vivido toda su vida juntos, procrearon 5 hijos —todos abandonaron este pequeño municipio del sur del estado— y ahora como pareja, José Clemente Chan Uc, de 81 años, y Lilia Monte Camaal, de 70, se apoyan entre sí en medio de su pobreza.
Él gana 16 pesos diarios, chapeando dos mecates de milpa y yerbas y a duras penas se mantienen en una deteriorada vivienda.
Pese a todo no se rinden y continúan con el modo de vida que aprendieron desde niños; ellos son de auténtico origen maya. No cuentan con sanitario, sus necesidades fisiológicas, las hacen en el trasfondo o patio de su predio tal como aprendieron desde que tuvieron uso de razón. Ante la posibilidad de cambiar y contar con un inodoro en casa, prefieren seguir el modelo de “usos y costumbres”.
“La Sedesol nos ofreció construir un baño ecológico pero nunca volvieron, eso fue hace como dos años”, relató José Clemente, ejidatario de toda su vida, trabajó el henequén, la milpa y ahora desyerba los planteles.
La pareja muestra los sitios que en su solar tienen destinados para defecar. “Luego se seca y junto con las hojas se convierten en tierra otra vez”, aseguró el entrevistado.
Su esposa asienta con la cabeza, confirmando lo que su cónyuge dice. Ella no habla español, solamente la lengua maya.
Su predio ubicado a unas esquinas del IMSS en este pequeño poblado de 2 mil 473 habitantes, que de acuerdo con el Inegi es uno de los 106 municipios de Yucatán con mayores problemas de fecalismo al aire libre, puesto que más de 59% de sus habitantes no cuenta con baño en su hogar.
A la entrada del pueblo se observa un gran letrero colocado por la Sedesol donde se informa de un programa iniciado en 2011 para construir 70 baños ecológicos en ese lugar, con una inversión superior a 1.700 mil pesos. Vecinos de José Clemente cuentan con baños construidos con recursos de la Sedesol.
José Clemente dijo que estaba dispuesto a usar el baño “si me lo construían, pero vinieron y se fueron y no volvieron”, expresó, mientras repetía que no obstante no había gran problema, ya que él y su esposa, Lilia, “estamos acostumbrados a ir al patio, ahí hacemos nuestras necesidades”.
La pareja informó a EL UNIVERSAL que su predio es propio y que su mayor problema es obtener el dinero para mantenerse a diario, porque José ya no puede esforzarse tanto, sólo puede chapear (cortar) uno o dos mecates por día”. El mecate se lo pagan en 8 pesos, por lo que diariamente obtiene para sus alimentos y otros gastos, 16 pesos diarios. Sus cinco hijos se alejaron de Mayapán; uno está en Mérida, otro en Cancún y tres en Campeche. El anciano comentó que sus hijos no lo apoyan económicamente, “se fueron y jamás volvieron”.
—¿Sabe que el fecalismo al aire libre ocasiona enfermedades?— se le preguntó.
—No, no pasa nada. Nunca me he enfermado por ir al patio a hacer mis necesidades, desde niño lo hago, así nos enseñaron mis padres y mis abuelos.
En la misma casa de mampostería cuentan con un pequeño lugar donde se bañan, el cual está dentro de la casa.
“Nos bañamos adentro, el patio es nada más para otras necesidades”, comentó finalmente.