México, D.F. / Feb. 15
Es fin de semana en un supermercado del Distrito Federal. En un minuto 23 familias salieron con sus carritos cargados de despensa. En todos ellos, los productos estaban contenidos en al menos 184 bolsas de plástico.
Desde este momento el futuro de cada bolsa de plástico será incierto, pero casi siempre dañino para el medio ambiente. Algunas tendrán un doble uso. Las amas de casa las emplearán para tirar y clasificar la basura y los hijos guardarán su lunch en ellas. Unas serán recogidas por los camiones de la basura y depositadas en los rellenos sanitarios.
Otras, en cambio, acabarán en contenedores a cielo abierto o en las esquinas de las calles o en los parques; luego volarán y se atorarán en la rama de un árbol o serán rasgadas por un perro o un roedor. No serán pocas las que taparán el alcantarillado y, en época de lluvias, contribuirán con los encharcamientos y las inundaciones en las ciudades. Unas más, que no serán las menos, viajarán por el desagüe hacia un arroyo.
Y las restantes serán tiradas en las playas y arrastradas por las olas a los océanos. Ahí, en el mar, las bolsas de plástico pondrán en peligro la vida de 260 animales marinos que se las comerán o terminarán enredadas en sus cuellos; los asfixiarán. “Las tortugas marinas, por ejemplo, las confunden con medusas y se las comen hasta ahogarse. Las bolsas de plástico son una trampa mortal para cientos de especies. El año pasado en una campaña de limpieza que hicimos en las playas de Cancún en sólo tres horas recolectamos 600 kilos de basura y el 90% eran diversos tipos de plástico como bolsas y botellas”, explicó Beatriz Bujeda, directora del Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW).
Las bolsas de plástico se han convertido en un foco de alarma para las organizaciones ambientalistas y para gobiernos de muchos países del mundo. Greenpeace, el IFAW y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos coinciden en que una bolsa de plástico tarda entre 400 y mil años en degradarse, dependiendo de su tamaño y peso, lo que quiere decir que las primeras bolsas que se fabricaron, en los años 50, aún existen y están dispersas, contaminando suelos y mares. México, sin embargo, aún no toma decisiones al respecto y no existe hasta el momento una política pública enfocada a atender este tipo de contaminación.
Según estimaciones del senador Guillermo Tamborrel Suárez, de la Comisión de Medio Ambiente de Recursos Naturales y Pesca del Senado, los mexicanos utilizamos 20 millones de bolsas al día.
Por su parte, la Agencia de Protección Ambiental en Estados Unidos informa que, en el mundo, cada persona usa 6 bolsas de plástico por semana, 24 al mes y 288 al año. Datos del IFAW y de Greenpeace señalan que cada persona usa la bolsa de plástico un promedio de 12 minutos y sólo el 1% se recicla.
BASURA PLÁSTICA EN LA CIUDAD
En las ciudades las bolsas generan graves estragos. En el Distrito Federal, el secretario de Protección Civil, señaló que la contaminación por bolsas de plástico es el principal problema en temporada de lluvias “porque se tiran de manera indiscriminada en las calles y tapan tuberías, cañerías y el drenaje, lo que genera severos encharcamientos e inundaciones”.
Explicó que en la ciudad de México se tienen identificados en el atlas de riesgos 322 puntos de inundaciones y el 60% de ellos están ubicados en zonas donde se instalan tianguis “y se tira una cantidad de basura impresionante, sobre todo, de bolsas de plástico”.
Dijo que el problema es cada vez más severo, pues cada año se incrementa la acumulación de residuos y bolsas en los canales de desagüe.
En el país asiático de Bangladesh, los pobladores tienen recuerdos amargos de las inundaciones de 1988 y 1998, cuando murieron ahogadas mil 500 y 700 personas, respectivamente. Luego de casi cuatro años de negociaciones, el gobierno de Bangladesh decretó la prohibición de la producción y distribución de bolsas de plástico debido a que taparon el drenaje e imposibilitaron el desagüe durante las inundaciones.
Álvaro Rodríguez, especialista del Centro de Biotecnología del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, explicó que existen dos problemas principales con las bolsas plásticas porque “cuando se termina la vida útil del producto, es desechado y debe ser confinado en diferentes tiraderos de la ciudades, pero como se degrada muy lentamente, crecen los volúmenes de bolsas que se generan en el país. El segundo problema se refiere a la materia prima empleada para este tipo de productos, pues es petróleo a final de cuentas y cada vez se va más arriba el precio de producción”, señaló.
En el 2001, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos encontró en el Círculo Ártico una foca estrangulada por una bolsa de plástico. En ese mismo año, autoridades del estado de Chiapas y de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas extrajeron del cañón del sumidero 13 mil 726 bolsas de plástico. En el cañón del sumidero la vida animal y silvestre está en riesgo por la acumulación de basura que es arrastrada a través del río Grijalva, el segundo más caudaloso del país.
LA EXPERIENCIA MUNDIAL
Las primeras bolsas de plástico se hicieron en 1957 y se emplearon para guardar el sandwich. Luego en los 70´s las tiendas departamentales comenzaron a usarlas como una moda para que los compradores salieran de ellas con bolsas que tenían el distintivo de la empresa y las cadenas de supermercados iniciaron su distribución en los años 80´s.
Esto bastó para que las familias dejaran de usar la clásica bolsa del mandado a principios de los 90 y entonces, los comerciantes de tianguis, mercados tradicionales y tiendas de abarrotes tuvieron que comenzar a distribuir las bolsas de plástico entre sus clientes, muchas de ellas con distintivos como una carita feliz o el mensaje inscrito de “gracias por su compra”.
A nivel mundial, a partir del 2002, comenzó una tendencia hacia la racionalización y prohibición en la producción, distribución y uso de bolsas de plástico. Tres meses antes de la prohibición en Bangladesh, Irlanda se convirtió en el primer país en anunciar en marzo de ese mismo año la aplicación de un impuesto de 15 centavos de euro por cada bolsa que se produzca; el dinero recaudado se emplea en proyectos medio ambientales.
Desde entonces, esa ola que empezó en Europa se extendió a Asia, África y América, donde la ciudad de San Francisco fue la primera del hemisferio en determinar, en marzo del 2007, la sustitución paulatina de bolsas de plástico en supermercados y tiendas por unas hechas con almidón de maíz que se degradan y se pueden emplear como abono.
Aún así esa tendencia a veces parece frenarse. Sara del Río, integrante de Greenpeace y responsable de la campaña “Día sin bolsas de plástico” en España, informó que el 15 de diciembre del año pasado, el gobierno español dio marcha atrás a la meta que habían establecido países de la Unión Europea para reducir el consumo de bolsas de plástico hacia el 2010, año en el que debían emplearse sólo bolsas biodegradables.
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