México, D.F. / Septiembre 15.-
Hablar las lenguas náhuatl, maya chontal y castellano, permitió a la Malinche convertirse en una mujer de Estado en el Nuevo Mundo y la posicionó como un personaje que podría considerarse una especie de embajadora, al tener la posibilidad de decisión e imponer su criterio en la transmisión de los mensajes, dijo el historiador Luis Barjau.
En un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se destaca que en diversos códices como el “Florentino” y el “Lienzo de Tlaxcala”, Malintzin o Malinalli –como también se le conoce a La Malinche-, fue representada siempre en una posición más alta que los demás indígenas, quizá una prueba del rango y poder que llegó a alcanzar durante la Conquista, abundó el historiador y etnólogo Luis Barjau, al participar en el ciclo de conferencias conmemorativo a los 490 años de la caída de Tenochtitlan.
En el foro, organizado por el INAH, Luis Barjau dictó la conferencia “La presencia de la Malinche en la conquista de Tlaxcala y Cholula”, donde opinó que fuera de miradas críticas y juicios que han definido a este personaje el arquetipo de la traición a la patria, debe ser considerada como la primera mujer indígena que se enfrentó a la posibilidad de la autocreación de su destino, durante un periodo extraordinario como lo fue la Conquista de México.
Fue en la playa de Chalchicue, en Veracruz, donde arribaron embajadores del emperador mexica Moctezuma para llevar tributo a los conquistadores; Hernán Cortés, al percatarse que Malintzin podía comunicarse con ellos, la empleó como su traductora y en ese momento cambió su vida por completo.
De acuerdo con el historiador, fue en Cholula donde se aglutinaron las fuerzas; este sitio les recordaba a Valladolid, porque se trataba de un gran llano con cerca de 400 mezquitas, cuya gente portaba vestidos que les parecían tipo moriscos. En este punto Cortés dio gran importancia a la Malinche.
Refirió que en ese lugar una mujer le informó a “Doña Marina” que Moctezuma tenía muchos guerreros cercanos a la ciudad, que los citadinos tenían a sus mujeres y niños fuera; una vez descubierto el complot la Malinche se lo comunicó a Cortés, quien apresó a un cholulteca para hacerlo confesar.
Por tal traición, y de acuerdo a documentos escritos por Andrés de Tapia, Cortés atrajo a los principales señores y al ejército de Cholula a uno de los templos, con motivo de su despedida de la ciudad para continuar su camino, ahí los sentenció a muerte y con ayuda de los tlaxcaltecas destruyó esa ciudad y desató una gran matanza, refirió Barjau.
A partir de ese suceso, Cortés depositó toda su confianza en Malintzin, y por el recorrido que continuaría hacia Tenochtitlan hubo un sello de lealtad entre el marqués y la dama de la conquista, una unión estrecha, carnal, única. Incluso tiempo después en España se decía que Cortés se había válido de una india en la conquista del Nuevo Mundo.
La Malinche fue la primera fémina de esa época que aprovechó las oportunidades que tuvo enfrente, que llegó al tope del poder en el mundo en el que vivió, una mujer de Estado con una participación lingüística y política muy importante, una terrateniente que fungió como administradora de los tributos, tras la caída de Tenochtitlan.
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