México, D.F. / Marzo 31.-
El Observatorio Eclesial criticó el homenaje espectacular que la Iglesia Católica, con el respaldo y la producción de una televisora, prepara con motivo de la beatificación de Juan Pablo II.
Esa agrupación, integrada por organizaciones, académicos y teólogos, consideró que ese espectáculo masivo, previsto para celebrarse el 2 de abril en el Estadio Azteca ante más de 70 mil personas, no es más que un “show mediático”.
En conferencia de prensa Jaime Laines, integrante del Centro de Estudios Sociales y Culturales de Antonio de Montesinos, señaló que seguramente un espectáculo de esa naturaleza no le habría gustado al propio Juan Pablo II.
Aclaró que es un acto que tendrá mucho éxito por la producción espectacular que hará la empresa y seguramente será impactante, llamativo e idóneo para difundirlo entre el resto de la población.
“Es muy adecuado para un tipo de creyente, para el que le parece que la brillantez, las luces, el canto masivo es la expresión más sensible, más exteriorizada de tener fe”, comentó.
En ese sentido, indicó que desde el punto de vista teológico la fe es algo más profundo que nada tiene que ver con las luces o el espectáculo, y como ejemplo mencionó al padre Alejandro Solalinde, quien se juega la vida por los migrantes movido por su fe.
A su vez la teóloga Lucila Servitje expuso que a Juan Pablo II, ahora que está en comunión con los santos, seguramente no le complacería ser la figura central de un acto con las características del que se prepara para el próximo sábado en el Estadio Azteca.
La ceremonia masiva incluye la participación de artistas y cantantes, además de la presencia de toda la jerarquía católica en este acto concebido para ser transmitido por televisión.
Independientemente de lo anterior, Gabriela Cuevas, Alicia Mesa y los propios Jaime Laines y Lucila Servitje, todos ellos integrantes del Observatorio Eclesial, estimaron que tampoco es comprensible la premura de la Iglesia Católica por beatificar a Juan Pablo II.
Recordaron que hay otras personas en lista de espera para la beatificación, cuyos casos al parecer están olvidados como el del anterior pontífice Juan XXIII.
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