Washington, D.C. / Ene. 26
Cuando el presidente Barack Obama juró como presidente de Estados Unidos, se convirtió en el inevitable heredero de dos guerras abiertas en Irak y Afganistán. Pero, además, en responsable de una estrategia que deberá sortear la peor crisis económica desde la Gran Depresión para hacer frente a la amenaza de una guerra encarnizada que atizan los carteles de la droga desde México para poner en riesgo la seguridad de Estados Unidos y el hemisferio.
Apenas el pasado mes de septiembre -según el sondeo realizado por la empresa demoscópica Zogby y el grupo Dialogo Interamericano-, tres cuartas partes de la población (76%) opinaron que la administración de George W. Bush había fracasado en su lucha contra el narcotráfico, mientras que sólo una quinta parte (19%), reconoció que la demanda era uno de los grandes retos y problemas en el marco de esa lucha perdida.
Al veredicto de la opinión pública se sumaría la publicación de tres reportes distintos elaborados -entre diciembre del 2008 y enero del 2009- por el Comando de las Fuerzas Conjuntas de Estados Unidos; por el Departamento de Justicia y por el antiguo zar antidrogas, Barry McCaffrey, en los que se advierte sobre la posibilidad de que México se convierta en un “Estado fallido” y que su incapacidad para ganar la guerra “contra la violencia y el narcoterrorismo” se traduzca en la pérdida del control efectivo y seguridad de la franja fronteriza.
Este mismo mes, el republicano, Newt Gingrich, ex presidente la Cámara de Representantes, fue más allá al pronosticar que hacia fines de este mismo año, el presidente Obama podría enfrentar “una crisis sorpresiva” en México:
“Los carteles de la droga han iniciado una guerra contra el gobierno de México. Tan sólo en el 2008 han sido asesinadas más gentes que en Irak. Y nuestros medios de comunicación apenas hablan del asunto mientras corremos el riesgo de que esta guerra se extienda hacia nuestro país…”, aseguró Gingrich en alusión a los más de 5,300 personas que han perdido la vida en una guerra que ha puesto en jaque al Estado mexicano.
Cuando el pasado 12 de enero Felipe Calderón y Barack Obama se encontraron por primera vez en esta capital, el presidente de México fue muy claro al advertir que “mientras más seguro esté México, más seguro estará Estados Unidos”. Una clara alusión a la necesidad de que, en el inicio de la administración Obama, ambos gobiernos enfrenten hombro con hombro una guerra en la que, por el momento, México ha pagado un elevado precio en vidas humanas:
“Si bajamos la guardia y cometemos el error de que la actual crisis económica sirva de pretexto para poner a México en la última de nuestras prioridades, estaremos atentando contra nuestra propia seguridad”, consideró Roger Noriega, ex Secretario de Estado Adjunto para el Hemisferio.
“Y ojalá que el presidente Obama y su equipo reconozcan que una inversión inteligente en México, es fundamental para nuestra propia seguridad”, añadió.
Noriega, es uno de los pocos diplomáticos que se han distanciado del diagnóstico que ha equiparado a México con naciones como Pakistán para presentarlo como un país que hoy se desliza por la pendiente de un “Estado fallido”.
“Es un diagnóstico exagerado que sólo puede desinformar a quienes son los encargados de elaborar las políticas y tomar decisiones”, consideró Noriega, un firme defensor no sólo de seguir apostando por el esquema cooperación de la Iniciativa Mérida sino de mejorarla y ampliarla.
“América Central necesita más atención. Países como Guatemala y Honduras no tienen un Estado capaz para enfrentar esta amenaza”, consideró al manifestarse a favor de aumentar el apoyo a México, pero sin descuidar a Centroamérica.
“Cualquier falla en el apoyo no a va servir si no hay una estrategia inteligente”, sentenció al reconocer sus dudas sobre la eficacia de una estrategia que deberá ser revisada por la administración Obama.
Por el momento, el presidente de Estados Unidos ha prometido a Calderón un aumento en el flujo de información entre ambos países y tomar medidas para combatir el flujo de armas hacia México. Sólo el tiempo dirá si Obama es capaz de tener éxito donde la administración Bush fue incapaz de contener una guerra que sigue avanzando desde su frontera sur.
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