México, D.F. / Marzo 28.-
El compositor y cantante Rigo Tovar, cuyo nombre se imprimió como una leyenda dentro del panorama artístico mexicano y alcanzó fama gracias a temas como “Mi Matamoros querido” y “El sirenito” fue recordado a 63 años de su nacimiento con la proyección de un documental.
En “Rigo Tovar, una confesión total”, Víctor Vio plasma no sólo al músico, ídolo de miles, sino el contexto social de la época. Este documento fílmico, realizado en 1979, y proyectado en la Hemeroteca Pública de Oaxaca, captura el carácter festivo y callejero de la cumbia, estableciendo a Rigo como un ícono social.
Lejos de caer en simples ilustraciones de un género musical, o en historias banales de “éxito y corrupción”, el documental presenta a un Rigo Tovar en su apogeo, y nos insta a pensar en él más como un fenómeno social, proletario, que surgió de la necesidad de un pueblo con el cual siempre comulgó, de alcanzar la libertad de expresión.
Por otra parte, y con motivo de su cuarto aniversario luctuoso, el cantante fue homenajeado en su natal Matamoros, Tamaulipas, por parte del grupo musical Costa Azul, liderado por César Alejandro Herrera.
Un parque de Matamoros fue el lugar donde Efrén Solís (órgano), Max Salazar (batería), Jorge Caballero (bajo) y Alejandro Herrera (voz y guitarra), revivieron los éxitos con los que Tovar se consolidó en el gusto del público.
Entre esos temas se encuentran: “El sirenito”, “Mi Matamoros querido”, “Mi amiga, mi esposa, mi amante”, “Lamento de amor” y “Perdóname mi amor por ser tan guapo”, los cuales se caracterizan por mezclar ritmos como la cumbia, balada y el bolero con elementos de rock.
El popular cantante quien se caracterizó físicamente por su larga cabellera y lentes oscuros, nació el 29 de marzo de 1946 en Matamoros, Tamaulipas, de donde viajó a la capital mexicana a principios de la década de los 70, época en la que inició su éxito musical.
Rigo Tovar García, su nombre completo, realizó en 1970 la grabación de su primer material discográfico, el cual tituló “Matamoros querido” y rápidamente alcanzó los primeros lugares de popularidad, dado que en las ciudades de Houston y Brownsville, Texas existía una gran cantidad de migrantes de esta ciudad fronteriza.
Llegó a la ciudad de México con tres discos bajo el brazo, los cuales le produjera Gastón Ponce Castellano, quien junto con Rigo vendieron los derechos de la producción en serie a una disquera, en el inicio de una mejor etapa.
Por diversos rincones del país comenzó a sonar entonces el pegajoso ritmo de los temas de Rigo con su conjunto Costa Azul, con el cual mezcló elementos nuevos para sus música a partir de la tecnología del momento, la cual él supo aprovechar en su momento.
Como admirador de grupos de rock, Rigo incluyó la guitarra eléctrica y el sintetizador, como elementos destacados en su sonido.
Fue entonces que surgió “el ídolo de las multitudes” e impuso entre sus seguidores en los años 70 y 80 el brinco que solía dar en el escenario, se hizo tan famoso que su público adoptó además el lema “Rigo es amor”.
En 1976 grabó uno de sus éxitos más conocido “La sirenita” y logró vender más de millón y medio de copias sólo en la República Mexicana, así como más de 700 mil en Estados Unidos, según estimaciones de los productores.
Para 1982, el cantautor sorprendió a la prensa al participar en un evento al cual asistieron casi 350 mil personas en el río Santa Catarina en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.
Millones de discos vendidos y cientos de giras en el marco de una trayectoria brillante conformaron lo mejor de “la era de Rigo Tovar”. Su nombre se imprimió entonces como una leyenda dentro del panorama artístico mexicano.
A principios de marzo de 2005, Rigo tuvo que ser hospitalizado para ser atendido por diversas afecciones, producto de la diabetes que lo aquejaba desde unos 20 años atrás.
Sin embargo, murió el domingo 27 de marzo de 2005 a las 17:00 horas en su casa de la Ciudad de México, a consecuencia de un paro cardiorespiratorio.
Al cantautor le sobreviven su esposa Isabel Martínez, sus hijos Elvia, Gibrán y María Luisa; además de Cristopher y Sara, producto de su relación con Teresa Martínez; Rigo Tovar Scott, procreado con la cantante Nelly Scott; y Angel, hijo de María Magdalena Angeles Palacios, conocida como Leonor, quien era su pareja al momento de su deceso.
En 2006, a un año de su muerte, y en el marco del aniversario de su natalicio, el autor de éxitos como “Oh, qué gusto de volverte a ver!”, “Lamento de amor” y “Perdóname mi amor por ser tan guapo”, fue homenajeado en el Zócalo de la Ciudad de México, por diversos grupos de rock, así como con el lanzamiento del disco “Rigo es amor”.
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