México, D.F. / Ene. 29
Un anillo de Super Bowl significa todo para cualquier jugador de futbol americano, incluso algo más que el mismísmo Trofeo Heisman, y en México sólo un comunicador tiene el suyo: Jorge Berry, quien se ganó a pulso su aro de oro y diamantes por los años trabajados con los Raiders de Los Ángeles.
Con 36 años de carrera, 33 de los cuales ha estado con Televisa, Jorge tuvo la fortuna de narrar sólo tres finales de la National Football League (NFL), pero en uno de ellos recibió de manos de Al Davis su reconocimiento como parte del equipo campeón mundial.
Pero el camino no fue fácil, aunque así lo haga parecer el mismo Berry, quien confiesa haber iniciado su carrera en 1973 “pidiendo chamba en Televisa como cualquier hijo de vecino”.
Y agrega: “Recibí la oportunidad de transmitir el futbol americano porque entonces nadie sabía de ese deporte, al cual yo seguía porque fui educado por mi papá, que era americano, y en mi casa siempre se recibía The News, en el que siempre venía información de la NFL”.
En la intimidad de su casa, continúa: “Don Eduardo Orvañanos me dijo que qué sabía hacer, a lo que le dije que futbol, como todos, beisbol y futbol americano. Entonces me citó en Chapultepec y directo al aire con Jaime Almeida, quien había transmitido la temporada pasada, me puso como prueba algunas imágenes, entre ellas ‘La Inmaculada Recepción’ que yo reconocí y le narré toditita. Así fue como inicié”.
Todo iba muy bien “hasta que vino una sacudida muy especial con el presidente (José) López Portillo, por lo que Televisa me mandó a Los Ángeles, a la televisora KMX, canal 34, a principios de 1982. Ahí hice deportes, pero también información general”.
Y agrega: “En ese mismo 1982, quién sabe cómo, me ubicaron los Raiders y me contrataron para sus transmisiones de radio. Ahí comencé a hacer cosas incluso con Tom Flores, el entrenador en jefe, a quien lo contrataban para comerciales en español pero como no sabía nada, pues me llamaba para que lo ayudara… Incluso le decía que me diera una lana y lo doblaba mejor, por lo que nos hicimos grandes amigos”.
Era la época de Jim Plunket, Marcus Allen y Howie Long, cuando “en 1984 (22 de enero) me informan que iba a tener que transmitir yo solo el Super Bowl, el cual ganamos (Washington 9-38 Los Ángeles) y como a los dos meses me llamaron para avisarme que habría una cena, en la cual finalmente nos regalaron los anillos”.
Cerrando los ojos como saboreando la ocasión, asegura: “Ahí fuimos desfilando, recibiendo nuestra cajita, que además del aro traía también una esclava preciosa para mujer que mi entonces esposa (Adriana González) decidió sacarle las piedras para hacerse otra joya”.
Divertido y travieso, entonces confiesa: “No le gustaba el logo de los Raiders, pero lo peor fue cuando me sugirió que yo hiciera lo mismo con mi anillo y le dije que estaba loca… Es un recuerdo fabuloso, imborrable, aunque no me lo pongo casi nunca porque aquí no puedes hacerlo. Sólo me lo puse una vez cuando vinieron a México los Raiders e hicieron un coctel”.
En esa reunión se encontró nuevamente con el presidente y dueño de Los Malosos, Al Davis, quien “se fijó en el anillo puestazo que traía y que él mismo me dio y me dijo que a mí me conocía, que no se le olvidaba un Raider, y cuando me presenté hasta me citó para llevarlo de compras.
Aunque no lo ganó en el emparrillado, Jorge está orgulloso de tener su anillo del Super Bowl XVIII, pues “aunque tiene un costo de 5 mil dólares, su valor estimativo es todavía mucho mayor… Yo no lo cambiaría por nada ni por nadie y ejemplo claro es que nunca lo he tasado porque tampoco nunca he pensado en venderlo”.
Sobre qué significa tener una joya como esa, consciente, asegura: “Eso fue un golpe de suerte, una casualidad”, aunque luego compone: “A mí lo que me importa es que hice bien mi trabajo, porque después de ese año me recontrataron y me recontrataron, aunque una vez me suspendieron porque el equipo estaba jugando muy mal y cuando me enojé dije que estaba jugando basura”.
Emocionado de recordar sus viajes con los Raiders, de conocer a gente como al mismísmo Bo Jackson, a quien define de impresionante, Jorge afirma ahora que “trabajar para los Raiders fue un sueño hecho realidad, pues yo soy Raider de corazón desde la época de Ken Stabler”.
Discussion about this post