México, D.F. / Marzo 29.-
Caminó tranquilo al vestuario. Cumplió con aquello de ganar sin mirar las formas y el Estadio Azteca le concedió tranquilidad. Buen trueque. Sven-Göran Eriksson marcha a paso lento hacia Honduras, pero al menos avanza también al Mundial.
Despertaron los atacantes nacionales en la figura de Omar Bravo, luchón de la línea ofensiva verde. El marcador, 2-0, tomó forma definitiva de la derecha de Pável Pardo por la vía de un penalti que para algunos fue rigorista, pero al menos el contacto existió. Festejo inusual de los tricolores en señal de unión, con el trenecito de la victoria.
México se conectó de a poco con trazos cortos en triangulaciones precisas. Mismas que reclama el capitán Pardo cuando algún otro tricolor prefiere el pase largo.
Los ticos se vendieron caro previo al viaje a México; pero el futbol de Costa Rica quedó en palabras y murió en trazos largos que se brincaban a Andy Furtado, único atacante con el que salió el técnico Rodrigo Kenton. Lo poco que apretaron a Guillermo Ochoa fue producto de algunos problemas de la zaga en la salida y recorridos, no más.
Lo mejor de México es su banda izquierda con Andrés Guardado y Leandro Augusto como los encargados de llevar el esférico al frente. Fausto Pinto les complementa el viaje gracias a lo poco atrevido del rival.
Por la derecha, Fernando Arce estuvo demasiado solo. Fueron pocas las ocasiones que se le unió Ricardo Osorio, muchas menos las de Pável Pardo, quien no deja el centro, pendiente de la recuperación.
El robo oportuno del esférico fue el origen de los goles para el representativo mexicano. Bravo abrió el marcador (20’) en complicidad con Matías Vuoso, quien tomó un rebote y le sirvió para dejarlo de frente al meta Ricardo González. El de Tigres falló en su primer intento, pero metió el segundo tras caerle el rebote exacto ante su llegada.
Durante los minutos siguientes no se escuchó otra cosa en el Azteca que la alegría por el gol. Música para el exigente paladar de Eriksson.
Kenton buscó remediar el poco atrevimiento que mostró en los primeros 45 minutos de juego con cambios que rompieron el esquema inicial y abrieron más caminos para los mexicanos.
Otro robo de balón de Pável inició la jugada en la que Roy Mirye derribó al capitán verde en el área para que el silbante Terry Vaughn decretara el penalti. Pardo lo cobró perfecto (52’). Los tres puntos en juego eran de México con media hora en el reloj.
Eriksson se protegió con cambios hombre por hombre para cuidar a Guardado y darle un respiro a Osorio. Le dio juego a Jonny Magallón y Gerardo Torrado. Luego, entró Omar Arellano por Vuoso y Nery Castillo se quedó en reserva para el duelo en Honduras.
Antes del final, un par de llegadas en el arco de Ochoa sin que fueran serias, muchas más en el de González. Se terminaron las emociones. Tres puntos para México. Los primeros en el Hexagonal y en el Azteca, en donde no se esperan menos de 15.
Cierto, aún falta futbol y un mayor juego de conjunto, pero Eriksson se ha ganado tranquilidad para el camino a Honduras. Los jugadores confianza. El público, ilusión.
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