México, D.F. / Marzo 1.-
Sabio y amante del futbol desde que era pequeño, Roberto Gómez Bolaños, el genial Chespirito, ahora se dice grandemente decepcionado del deporte de sus amores, incluso de su adorado América, por haberse convertido en algo deshonesto al que le deberían quitar fama y dinero para volver a las raíces.
“Ya no soy americanista ni mucho menos aficionado al futbol, porque el balompié está muy feo en todo el mundo, no nada más aquí ni en especial el América, que pese a todo, siempre preferiré que gane”, asegura para EL UNIVERSAL Gráfico el mítico escritor, autor y comediante.
“Hay impunidad en el futbol. Ahora se vale jalar a otro, golpearlo, insultarlo, derribarlo o caerse solitos, fingir alguna falta de manera lastimosa y tramposa… El futbol no es deporte ya”, afirma el geniecillo mexicano, tan valorado en el medio del espectáculo como en el deportivo, luego de asistir a un chequeo médico en frente del estadio Azul.
Vaya con Doña Florinda
La figura de don Roberto no es la de antes y su existencia, más que agradable, junto a su esposa Florinda Meza, parece un suplicio, pues ésta lo maltrata, jalonea e impide que se explaye en sus respuestas, aunque se trata de un tema que le agrada y del cual le gustaría charlar por días enteros.
Pero no, la plática se desarrolla atropelladamente, con doña Florinda como réferi y grúa, haciendo trastabillar la frágil humanidad del buen don Roberto, quien se esforzaba en escuchar las preguntas pues su oído tampoco es el de antes, como tampoco lo es el futbol, a su decir.
“Ya no es el futbol de antes, que era el bueno, lleno de héroes, ídolos y jugadores que se brindaban a sus colores, al amor a su camiseta”, refiere, mientras sus ojos brillan con la ansiedad de quien quiere detener la marcha forzada para charlar de lo que para él es un viejo conocido.
Menos comercialización
Van tarde, retrasados quién sabe para llegar a dónde y quién sabe si en verdad, pues la única desesperada en quitarle de encima a la gente que lo admira y lo respeta era la inseparable esposa… Pobre.
“Tienen que cambiar al deporte mundial, quitarle la parte económica, la fama y todo eso, para que vuelva a ser algo honesto”, dice a modo de súplica a los dirigentes, quienes con su ambición han dado al traste con el espectáculo y la competitividad, almas del futbol.
“Ya ahora todo eso se ha perdido, incluso el amor a la camiseta, que es otra mentira, una más, pero que alguna vez existió”, asevera con convicción El Chavo del 8, ahora en pleno y abierto jaloneo con su esposa, de quien se burlaban a pleno grito los aficionados celestes: “¡¿Y por qué habla como La Popis, eh?!”, “¡Ahora ya no me simpatiza!”.
Nadie como El Chanfle
Rumbo al estacionamiento de un Sumesa, por cuya rampa descendemos hasta peligrosamente, Don Roberto se da tiempo incluso de rememorar a su inolvidable personaje El Chanfle, cuando le cuestionamos si algún día habrá jugador como él o como Cuauhtémoc Blanco.
“Como El Temo quién sabe, pero como mi Chanfle no, cómo cree… Ése sí era bueno. Incluso llevó al América a ganarle una ocasión 24-0 al Atlético Español”, situación cinematográfica que ahora quisiera Jesús Ramírez y que en su momento hubiera deseado también el argentino Ramón “El Pelado” Díaz, aunque a éste último se le olvidó decir: “¡Oh, y ahora, ¿quién podrá defenderme?!”
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