Enero 19
El andar por dos veredas distintas, puede llevar a dos equipos diametralmente opuestos a un mismo destino.
Tampa, Florida espera a un invitado inesperado, de explosivo ataque e historia de fracasos. Los Cardenales de Arizona están en su primer Super Bowl.
Por el otro lado, una agresiva defensa, sello único de un equipo de linaje ganador. Los Acereros de Pittsburgh van en busca de su sexto título de la NFL.
No podía ser más distinto.
Los Acereros, con la defensiva más física de la NFL, la que menos yardas ha permitido desde 1991, llevó al equipo, como siempre, todo el camino hasta el juego por el título.
Y con ello, se les presenta una oportunidad única, la de convertirse en el equipo con más campeonatos desde el inicio de la era del Super Bowl, con seis.
Implacables por tierra y aire, los Acereros alcanzaron el juego grande con una nueva exhibición de dominio y jugadas grandes, con tres intercepciones que sellaron el destino de unos odiados rivales, como lo son los Cuervos de Baltimore.
Ahora, deberán encontrarse con otro viejo conocido, el coach de Arizona, Ken Whisenhunt, quien hasta hace dos temporadas fuera el coordinador ofensivo de Pittsburgh.
Y fue precisamente Whisenhunt quien le transformó el rostro a un equipo perdedor por excelencia, llevándolo a su primera aparición en el Super Bowl, y a su primer juego por el título desde que perdieron el duelo por la corona de la NFL en 1948 ante Filadelfia.
Esas mismas Águilas que hoy les sirvieron de tapete en camino a Tampa, les vencieron en aquella ocasión.
Pero esos Cardenales no son los mismos.
Plagados de talento en la ofensiva, comandada por el veterano Kurt Warner y el estelar receptor Larry Fitzgerald, se enfilaron a tener el ataque más potente de la NFL.
Y ahora lo pondrán a prueba ante el más formidable de los rivales. Un equipo con experiencia probada, y que apenas hace tres años ganara su quinta corona de la Liga.
Si bien la ofensiva ha sido vital en el inesperado éxito de Arizona, fue una defensiva que comenzó a dar muestras de vida hasta la postemporada, luego de que acabaran el calendario con marca de 9-7 y llegaran a playoffs en papel de víctimas.
Ese papel no cambiará de cara al 1 de febrero en el Raymond James Stadium, pero a los Cardenales no parece importarles.
Han encontrado motivación en el hecho de ser dados por muertos una y otra vez y no cambiarán eso.
En tanto, Pittsburgh solo tiene como aliciente el ser reconocido como el equipo más ganador de la era del Super Bowl.
La única pregunta será ¿qué equipo tendrá más hambre?
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