Resulta que para el Ietam, el órgano que rige las elecciones en Tamaulipas, todos somos de él. Y es que en su slogan publicitario, el instituto se refiere en encomio a los ciudadanos, pero sólo a aquellos que hemos sido funcionarios de casilla, aquellos que hemos participado en organizar las elecciones. Sin embargo, cabe la pregunta ¿qué hay de los candidatos?, más bien, ¿Dónde quedan los ciudadanos –cansados del estado de cosas que arriesgan a una candidatura?– ¿Acaso no son importantes también para la democracia?.
Supone el órgano electoral que los ciudadanos además de ser funcionarios de casilla, ¿no podemos ser candidatos? Porque según el Ietam somos ciudadanos ejemplares sólo si avalamos elecciones y les contamos los votos, pero pareciera que si disentimos y participamos como candidatos diferentes al partido del gobierno entonces no lo somos.
Excluyente resulta entonces la propaganda del Ietam que con su voz ceremoniosa nos insiste y machaca una y otra vez en los medios electrónicos que “En Tamaulipas, Todos Somos Ietam”. Ya que la omisión deliberada de la palabra “candidato” como posibilidad de los ciudadanos a los que supuestamente enaltece en su mensaje, es sin duda, aun entre líneas, una verdadera cancelación soterrada de las libertades políticas, y una acotación, sino es que desprecio al ciudadano que ve en la democracia la legítima vía para buscar ser votado.
Lo anterior pudiera considerarse una conjetura, o mera sospecha, pero no, no puede ser así, ya que es por demás evidente que la estrategia publicitaria del Ietam, viene aparejada y de la mano, con la lanzada por el partido en el gobierno –que debiera ser ajeno al órgano electoral– y que reza “La fuerza del PRI somos todos”.
“Todos somos Ietam ” y “la fuerza del PRI somos todos”, luego entonces ¿el PRI y el Ietam son la misma cosa? Porque de ser así, la genuina democracia tamaulipeca se enfrenta al juego ilegal y nefasto de juez y parte que representan el binomio PRi-Gobierno y su órgano electoral a modo, y otra vez no tendremos los tamaulipecos un árbitro verdaderamente imparcial, autónomo e independiente, como los ciudadanos lo debiéramos asumir y dar por descontado. Y eso ya no lo podemos permitir.
Y si este juego de palabras, supone algo más perverso, en cuanto a que lo que pretenden el PRi y el Ietam es ponernos a todos los ciudadanos en el mismo costal y fundirnos con ellos, para que implícitamente hacernos cómplices a todos de la debacle sin precedentes que vive Tamaulipas y Nuevo Laredo por sus malos gobiernos, pues no señores, nunca más: la mayoría de los ciudadanos no somos la fuerza del PRI y con un Ietam así, ni a la esquina.
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