Un regidor de oposición, para la mayoría de los ciudadanos de Nuevo Laredo, debe ser un perro de presa, pues todos sabemos cómo nos han robado en los anteriores gobiernos locales.
Nadie ignora cómo se las han gastados los partidos gobernantes en nuestra ciudad, es experiencia vivida de todos los residentes locales, así que nadie se puede llamar a otra cosa; un edil de un partido minoritario, debe ser un cadillo entre los glúteos, para el instituto político en el poder.
A la regidora Adriana Esthela Ramírez Rubio no la conocemos, jamás hemos cruzado palabra con ella o coincidido en un sitio, no que recordemos, eso ya hace que no la conozcamos; por eso creo que podemos opinar aquí, sobre su reciente demanda contra el Alcalde y tesorero, por opacidad y falta de transparencia, por cuanto al manejo del dinero del pueblo.
Per se, en Nuevo Laredo, un miembro de oposición del cuerpo edilicio le debe cuidar las manos y no callarse, a lo que haga el grupo en el poder, llámese alcalde, síndicos, regidores y gabinete.
El regidor de otro partido está adentro del Ayuntamiento, en el meollo del asunto, convive con los bandidos, se codea con ellos, se entera de cosas que ni la prensa más avezada – la libre y no comprometida- puede llegar a saber y así exhibir.
TABANO, CADILLO, LADILLA
La regidora Adriana Ramírez, independientemente de su muy personal interés (pues toda persona nos movemos o actuamos de una o tal manera, basados en un interés personal, sano o no, el que sea éste, ni qué decir de los políticos), hizo lo que todos o casi todos los mortales en este pueblo queremos.
Exhibir, “balconear” algo que huele mal, señalar a las personas que se observa actúan deliberadamente mezquinos, sospechosamente en contra del dinero del pueblo. El cuidado del erario, eso es lo que debe interesar al edil opositor, el dinero público, es lo que la gente no quiere que se roben.
Que si se gasta 120 millones de pesos anuales en exhibir sus afeites, sus injertos y demás, eso no es promover ni los programas, ni las obras del gobierno municipal del momento. Entonces hay que decirlo, denunciarlo, hacérselo saber a todos.
Exaltar o más bien ensalzar la imagen personal del alcalde no es promover o comunicar lo que hace el gobierno, eso más bien es, el estar sirviendo a su persona.
La tarea de comunicación social dentro de un gobierno, de cualquier nivel, siempre ha sido cumplir la vanidad del gobernante, más que ser objetivos, nunca se han limitado a comunicar lo que realmente se tiene que informar al pueblo.
“Se hizo esto, se va a hacer lo otro”, aquí en Nuevo Laredo nadie lo puede decir, solo el alcalde en turno –todos han cojeado de la misma pata vanidosa-, todas las cámaras micrófonos, flashes y grabadoras, son para “su majestad”.
NO SE HAGAN PATOS….RICOS
¿Y los señores regidores de oposición, para que están? ¡Carajo!, siempre han sido comparsa, cada que alguien les inquiere al respecto, lloran quejándose del dizque mayoriteo que les aplican los del partido reinante, para así poder estirar la mano y cobrar por debajo de la mesa.
El regidor de oposición, si se entera de un trinque, un business, un negocito del alcalde o de los otros colegas suyos del colegiado del que forma parte; o del tesorero, o del director de obras públicas o de quien sea dentro de la administración pública, debe denunciar.
En sesión de cabildo –ante la prensa o por medio de los tribunales como lo hizo la regidora Ramírez Rubio- debe hacerlo público, tiene que hacerlo saber al pueblo.
Si es necesario, que se pinte de verde fluorescente, se emplume y si hay necesidad –esperamos que no- que se inmole en la sala del ayuntamiento, en una junta ordinaria, pues él o ella, juró defender los intereses del ciudadano.
Pero que haga todo lo posible para que la comunidad se entere de que lo están robando y así instar a la ciudadanía a que hagan algo contra esos ladrones.
Pagar 120 millones para que su “linda carita” llena de pelos nuevos, salga en todos lados, es robarse el dinero para sí, es disponer el erario para su vanidad.
Y el dinero de todos, no es para curar los piojos mentales, ni para alimentar los caprichos de uno.
Señores regidores de oposición, no anden mendigando migajas, tengan dignidad, el pueblo los tratará con respeto si denuncian las raterías del gobierno en el poder.
Así que ¡Bien! por la regidora Adriana Esthela Ramírez Rubio, independientemente de lo que pudiera estar atrás, de todo esto, en su demanda ante un tribunal federal, exigiendo transparencia en el manejo del erario de Nuevo Laredo.