La primera vez que me formulé esa pregunta fue una mañana en la que, camino al periódico, vi a lo lejos una enorme columna de humo blanco generada por el enésimo incendio en un basurero ilegal.
Meditando más en el tema, comencé a darme cuenta que la posición de presidente municipal, una de las más peleadas entre la clase política de cualquier municipio mexicano, en realidad es uno de los peores trabajos que se pueden tener.
Lo de ser diputado lo entiendo y muy bien: se la pasan tres años sin hacer absolutamente nada, cobran un sueldo envidiable y cuentan con fuero, entonces ¿quién no iba a querer este trabajo?
De hecho, ahora que lo pienso, la persona que quiera ocupar la presidencia municipal de una ciudad como Reynosa realmente necesita que lo revise algún psicólogo o psiquiatra.
Es cierto, el sueldo es bastante bueno y viene acompañado de atractivas prestaciones como un auto, viáticos, escoltas y todo lo que se le pueda ocurrir a los políticos mexicanos quienes, ya sabemos, son re buenos para inventarse maneras de gastar el dinero de los impuestos.
Sin embargo, ser alcalde significa también agotadoras jornadas de trabajo, donde el día empieza antes de que salga el sol y termina muy tarde en la madrugada.
A esto hay que agregarle que, básicamente, el alcalde es el responsable de todo lo que sucede en la ciudad, entonces tiene que atender y solucionar problemas de ecología, obras públicas, seguridad, empleo y lo que vaya saliendo al paso.
Al ser el encargado del manejo del Ayuntamiento, el munícipe es también el culpable de las cosas que salen mal y, por lo tanto, receptor de todas las quejas de los ciudadanos, quienes gracias a las redes sociales ahora pueden reclamar en el tono que más les plazca, que sus autoridades no estén cumpliendo con su labor.
Es cierto, en ocasiones esos reclamos pueden ser injustos pues quizás el gobierno federal o estatal no han mandado los recursos para pagarle a los trabajadores que van a tapar los baches… pero eso no lo sabe -y no lo tiene que saber- el ciudadano, a quien sólo le importa que su calle esté transitable.
Entonces y resumiendo, me resulta increíble que cualquier persona en su sano juicio quiera tener un trabajo con jornadas laborales de más de 14 horas, con un alto contenido de estrés y en el que básicamente todo el mundo te va a decir inútil pues humanamente es imposible contar con la capacidad de respuesta que esperan de tí.
Sin embargo y como tampoco soy ingenuo, me queda claro que el único motivo por el que alguien iba a querer ocupar esta posición es por la posibilidad de acceder a millonarios negocios con millonarios -y fáciles- ingresos.
¿Vocación de servicio? ¿amor al terruño? ¡Por favor! Esa nadie se las cree.
diasdecombate@hotmail.com
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