Muchos tal vez lo tuvieron, incluso hasta llegaron a ser militantes, simpatizantes registrados, igual bastantes de nosotros sentimos simpatía por tal o cual candidato de cierto instituto político que tuvo que cobijarse en tal o cual para así poder competir o aspirar a un cargo de elección popular, pues así eran las reglas del juego; no había de otra, o estabas con uno o con el otro.
Pero ya no, ya no es necesario pintarse siglas o colores en la panza, con una camiseta, o ponerte en la maceta una cachucha y en el pecho un prendedor o afiche; ya no.
Hoy la gente de Nuevo Laredo ya no quiere ni a verdes, ni rojos, ni azules, ni nadie con ningún color específico o con las siglas tan trilladas de siempre, hoy quieren a alguien del pueblo a uno que no sea militante, ni haya competido por iniciales partidistas, colores o estandartes.
La bandera, hoy día, es la de la ciudad, la de la ciudadanía, del pueblo y cuando decimos pueblo, es tanto el territorio y la derrama de beneficios que exige con derecho, como también la gente que lo ocupa y que ha estado olvidada por cabecillas de sexenios federales y estatales, como por los de los trienios locales, incluidos en ambos periodos cíclicos, a los legisladores federales y rancheros, pues ninguno de ellos ha servido para maldita sea la cosa.
Hoy el lábaro es tan multicolor y tiene tantas iniciales, que no cabría ponerle tonos y letras, así que mejor así se quede, sin bandera, sólo que se sienta y se palpe que es 100 % ciudadano. El pueblo, quiere algo sin inscripciones de tres o cuatro letras.
“Estampida a las campañas”, “Ensalada de chapulines”, “Brincan y vuelven a brincar”, “Los premios de consolación”, “Fuga masiva”, “Rebatinga por las candidaturas”, son sólo algunos encabezados de editoriales y columnas de corte político publicadas en el estado, respecto al fenómeno electoral de la partidocracia, los saltimbanquis de cada vez y los ganones de siempre.
Que Yalheel Abdala y Laura Zárate parece ser que van otra vez a las urnas, que Lacho, PP, Ñañel, Ramoncho ¡y hasta Arturrino la exige! Que quieren ser de nuevo alcaldes.
Que el diputado deja la curul porque quiere ser presidente municipal, cuando como legislador no hizo nada; que el secretario del Ayuntamiento pasó a la cartera de Desarrollo Social para placearse y darse baños de pueblo para que le conocieran, y ya se separó de ambos huesos para buscar la candidatura de su partido a la “alcachofa más crujiente de su pueblo”.
YA CHOLE
El ciudadano está asqueado de todo eso, ya no quiere saber de ninguno de ellos, ni de las casas que los representan. El pueblo inteligente no miente, la verdad es que el sentir ciudadano desde hace mucho tiempo es de que todos esos partidistas son iguales, son los mismos, van por lo mismo, no tienen ninguna intención de trabajar por la comunidad, van por lo suyo, por su muy personal interés, el particular, lo propio para ellos.
El pueblo se impuso, exigió y consiguió la existencia de los candidatos independientes, muy a pesar de e los partidos, de la partidocracia, del “establishment”, de los que siempre se han repartido el botín llamado México.
CANDIDATO CIUDADANO ES LA ONDA
Una candidato ciudadano -son varios los hoy inscritos aquí, para alcalde y para diputado local-, es hacia donde está volteando la mirada y poniendo la atención, el inteligente nuevolaredense, el que desea seguir votando para elegir a quien maneje su dinero y haga por el pueblo, el que desea escoger a quien le represente a la hora de hacer leyes y abogar por él, ante quien sea, desde un escaño en el congreso local.
Eso es precisamente lo que hoy, a este día, quiere Juan Pueblo, es decir, alguien sin tonalidades, ni grafias rimbombantes, esas que ya cansan y molestan a la vista y al ánimo del propio ciudadano.
“Juan Pueblo” se decidirá por un candidato 100 por ciento ciudadano, pues antes lo exigió al órgano electoral, ya lo tiene, sin duda se volcará a las urnas por uno de ellos.
El tiempo y el espacio de los partidos políticos, parece ser que quedará guardado para cuando se compongan, cuando den visos de que son más democráticos, cuando sus integrantes se comporten y no sean unos interesados en llenar sus alforjas con el dinero del pueblo.
“Ciudadano”, “pueblo”, palabras que se repetirán ahora, para dejar atrás a “partido” y “vivales”. Su voto ya no lo tiene que dar a uno u otro partido, a los mismos de siempre, ya son otros tiempos, con las candidaturas ciudadanas, el elector ya tiene otra opción, una de mucho peso.
Y así lo está considerando desde ya, es decir, darle este domingo 5 de junio, su confianza a ese abanderado independiente, el que no tiene más partido que la causa del pueblo.
Así se vivió este sábado y domingo con Ramón Cantú Deándar y el vasto grupo de ciudadanos que le acompañan, lo sintieron en su ejercicio de reunir firmas del pueblo y fotocopias de la credencial de elector, para avalar los 8 mil 600 apoyos que el árbitro electoral le exige y así completar el 3 por ciento del listado nominal ciudadano y poder ser considerado un candidato independiente.
El pueblo habla, y dice que sí por este hombre, porque el habitante, el residente ya están cansados de los de siempre, los que tienen sumido a Nuevo Laredo en la indefensión, en el injusto atraso.
Nuevo Laredo está atrás de muchas ciudades similares a esta, de los beneficios gubernamentales que nos deben tanto la federación, como el estado. Nuevo Laredo no recibe lo que Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria o Tampico, a nosotros nos tienen por apestados, aún y cuando somos lo que más aportamos a las arcas de uno y otro nivel de gobierno.
Ya es hora de pelear por la ciudad y por su gente. Así que elijamos bien a nuestro próximo alcalde y a nuestro diputado local, no le demos el voto a cualquiera.
Discussion about this post