Aquí estamos a punto de entrar a cateterismo en el Hospital de Altas Especialidades Médicas Cardiológicas IMSS 34 Monterrey, Nuevo León.
Son nueve días desde la madrugada del miércoles 5 de abril, en que sufrí un intenso infarto en la cara anterior del corazón, con amplia afectación (bastante tejido dañado) causado por un coágulo en la coronaria. Estoy maravillado y sumamente agradecido con Dios, por lo vivido con mi esposa e hijos unidos a mi en estos últimos intensos días.
Igual de mis hermanos, sobrinos y cuñados, ni qué decir del cúmulo de amigos, que de una manera han estado al pendiente de su servidor y tendiéndome la mano, además de cálidas y reconfortantes palabras de aliento. Yo no tengo las suficientes para agradecerles a todos.
Señor dejo todo en tus manos poderosas, que después de una serie de estudios médicos nucleares y de todo tipo, este cateterismo me arroje luz en las arterias para seguir con vida.
Aquí vamos y que el Améroca sea campeón. Anoche me chuté el 1-0 al Necaxa con gol del Hermoso ante jugadón del Miki Arroyo.
Ya voy al estudio, recen por la salvación de mi alma, que mi cuerpo parece que ya se lo cargó el diablo, pues ahorita fuí al baño “a tirar el miedo” y noté que la materia estaba perdida o al menos así olía (no se crean, tengo tres días de que ni un Pedro me echo).
Ahí nos vemos racita, en esta o en la que viene, arriba o abajo, pero de que nos “Vicenteamos”, clarín que sí. Nada más que no sea en las mismas que Tomás “Jail In” gton.