No tenemos ni la más remota idea del daño que significará para la ciudad y su gente, la misma economía global y el costo de vida, que tiene que ver con Nuevo Laredo, lo que el gobierno federal ha decidido con lo de la autoritaria decisión de concesionar o privatizar la Carretera Nacional, en el tramo La Gloria-Kilómetro 26.
Y en contraparte y para beneficio de esa vía de paga, el también daño inmenso que significará el eliminarle un carril en cada sentido vial, a la carretera libre, el dejar un solo andén a la vía gratuita, esa que hoy tiene dos filas de ida y dos de venida entre Monterrey y Nuevo Laredo.
Muy mal futuro le espera a Nuevo Laredo por esas dos decisiones gubernamentales en ambas secciones o cuerpos de la Carretera Nacional, tanto en la vía de cuota, como en la libre.
Aquel nuevolaredense o cualquier mexicano que diga que ya se dijo mucho sobre ese tema, que ya se criticó mucho y que ya basta, es porque ni por asomo, contempla el perjuicio que se viene, sobre todo para la gente de Nuevo Laredo.
Independientemente de que -para empezar- el habitante de esta ciudad, ni siquiera fue invitado a opinar, si estaba de acuerdo en que le cobraran por entrar y salir de su ciudad.
Habrá quien inocentemente diga que no nos van a cobrar, pues siempre habrá una carretera libre y que mejor aún, nos la van a hacer nueva por completo, algo mucho mejor a lo existente.
¿Una vía llena las 24 horas, con 14 mil tractocamiones de carga cada día, sin contar los millares de autos ligeros y los autobuses de pasajeros, para utilizar un solo carril de sur a norte y otro en sentido contrario?
El tráfico desde ahora se vislumbra atroz, tanto que todo mundo querrá y tendrá que pagar ¡lo que sea! por no estar en ese perpetuo congestionamiento, el ciudadano en todo momento decidirá no sufrir horas perdidas transitando a vuelta de rueda, en un solo anden.
Es cuestión de visualizarlo, con sólo un carril al sur para quienes deseamos ir a Monterrey o a otro punto del interior país y sólo otro andén en el tráfico a la inversa, nada será ni ágil, ni cómodo, ni agradable, ni conveniente.
El gobierno federal decidió sobre un pueblo, sólo lo concesionó ¡y ya!, sin avisar a nadie, pues la ciudadanía no importa, los mexicanos de Nuevo Laredo valemos cacahuate, no somos nada para los funcionarios del gobierno de la república.
Un pingüe negocio de fin de sexenio, un arreglo antes de irse de la administración federal, estamos ante un trinque en lo oscurito, al cuarto para las doce.
CAPRICHO OBLIGADO
Lógico que fue una imposición en todos sentidos, es decir, conectar a Nuevo Laredo mediante una vía de cuota, con una “mini opción” de irse por una tortuosa y sinuosa vía libre, de un solo carril, puesto que la actual “libre” ya no serán dos andenes de ida y otros tantos de retorno, sino que por mandato federal, será de uno y uno.
Y ese escamoteo de carriles, no es más que otro cínico plan con maña, el gobierno lo hizo a propósito, para forzar al habitante a utilizar la vía privada (pagarle al concesionario, socio de los funcionarios en turno que impusieron la medida), pues de lo contrario la gente seguiría usando la libre.
El gobierno de la república le tenía que garantizar al inversionista que su dinero tendría ganancia garantizada, quitándole un carril a la libre, pues una carretera sin costo, que fuera de dos carriles, por lógica y como hasta ahora sucede, le restaría usuarios a una autopista de paga.
Porque por la libre a Monterrey o desde allá, nunca serán más de tres horas de viaje, eso hace que la mitad de los usuarios la elija desde siempre, aún y desde que nació la actual autopista de cuota.
Por eso había que eliminarle un carril, hacerla difícil, que siempre esté saturada, congestionada, para que obligadamente todo viajero viaje por la de cuota.
MÁS CARO Y A FUERZAS
Y entre otros puntos negativos, eso costará a todos los habitantes de Nuevo Laredo, mucho dinero, pues el traslado de productos, de bienes y servicios por una carretera de paga, tendrá un incremento considerable.
Incluso el pasaje de autobuses aumentará, pues ahora serán dos cuotas por la autopista, o sea, una de Monterrey a La Gloria y otro desembolso de La Gloria a Nuevo Laredo y viceversa.
Incluso para el comercio internacional, las líneas transportistas subirán sus cuotas, alguien tiene que pagar el segundo cobro de la autopista.
Nuevo Laredo tendrá muy grave este problema y lo peor es que no tendrá opción, o cabresteas o te ahorcas, es decir, para nuestra ciudad, para su gente que aquí residimos, seremos el punto final o el inicial del conflicto de intereses.
¡Y será eterno! Pues si bien hoy se habla de una concesión de 30 años (que muchos no viviremos tres décadas), también queda claro que está la extensión o renovación de contrato entre los particulares y los vivales del gobierno en turno, sin importarles que le convenga a Nuevo Laredo.
O sea, prácticamente no habrá opción, pues si consideraría usted que el antídoto de no pagar, es el transitar por la vía libre, tal vez usted no ha vivido kilométricas filas de aquí a Monterrey y viceversa, donde hay viajes que han demorado más de 10 horas.
Tal vez mucha gente no lo piense así, pero es verdad, lo decimos quienes por más de 50 años hemos andado por las tres carreteras existentes entre nuestra ciudad y Monterrey, es decir, la vieja o primera (ya no funciona, está cerrada); la “nueva” o segunda (hoy la libre) y la tercera o de cuota, la más reciente.