El arte surge de la creatividad y ésta a su vez de las expresiones de la actividad mental que son las maneras más elevadas mediante las cuales se comunica el ser humano, ya que en ella se vislumbra la forma en la cual interpreta el mundo donde habita.
Vivimos aceleradamente buscando el pan de cada día y nos olvidamos de nosotros mismos. Nos ignoramos, nos desconectamos de quienes somos, de nuestro yo interior, y una manera de volver a nuestro centro es por medio de la meditación.
La definición de meditación en si es una actividad que lleva a un estado mental inducido que ayuda a desarrollar las capacidades del ser humano como la sabiduría, sentirse pleno, lograr el crecimiento personal, la paz interior o para realizar alguna actividad o disciplina.
Este proceso al que algunos no conocen o quizá no lo ven como una necesidad, podría parecerles algo que no está a su alcance o tal vez innecesario; pero en realidad es tan esencial pues se basa en la respiración, que al manejarla adecuadamente ayuda a relajarnos, a concentrarnos y a reducir el estrés.
Científicos, investigadores y personas consideradas como genios o pensadores en nuestra sociedad hicieron uso de ésta técnica para potenciar sus capacidades, entre ellos se encuentran Albert Einstein y Steve Jobs, quienes gracias a la meditación acrecentaron sus niveles de creatividad y enfoque.
La meditación se puede lograr por distintas acciones relacionadas con el arte, como escribir, pintar, dibujar, cantar, aunque para ser sinceros sería sólo una antesala a una meditación más completa que se logra a través de actividades enfocadas que pueden ser en templos, al aire libre
y hasta en el mismo hogar.
En este caso me toca hablar de cómo el arte nos libera de la ansiedad y las preocupaciones mediante la coordinación de la mano con el ojo, activando áreas del cerebro que inhiben el sistema límbico el cual funciona como centinela emocional que nos mantiene alerta, que para entenderlo les sugiero recordar a los personajes de la película Intensamente, en donde intervienen las emociones como alegría, temor, furia, desagrado y tristeza.
Miguel Ángel, el artista renacentista sostenía que “el artista pinta con su cerebro y no con sus manos”.
Cuando nos adentramos en la meditación para lograr la creatividad nos neutralizamos al combinar nuestra lógica con nuestra parte creativa que sólo de mencionarlo ya suena interesante, sobre todo tomando en cuenta que un artista respetado utiliza su sensibilidad para filtrar la realidad y plasmar la atmósfera en la que vive la sociedad, por ejemplo y que después el espectador podrá captar en su obra.
El artista plástico Armando Galaviz, explicó que “el arte da un placer muy especial, un regocijo interno que nos hace sentir bien con uno mismo, por lo cual esa actividad ayuda a incrementar nuestra autoestima, y cuando eso pasa nos aceptarnos tal cual somos, pues mediante la meditación nos hemos auto-observado y eliminado esa imagen que no es la nuestra, dictada por la sociedad, logrando así una paz que se experimenta en ese momento”.
Galaviz recomendó el arte para personas estresadas que están alteradas en su vida diaria por el mismo sistema y que por medio de una actividad como la pintura se olviden por un momento del carro descompuesto, la escuela de los niños y los pagos, entre otros problemas que evitan que tengan un momento para pensar.
El artista tamaulipeco radicado en Monterrey aseguró que practicar el arte no ayudará a quitar pendientes que aquejan a quien lo ejecute, pero se deja a un lado por un momento para estar con uno mismo.
“Es para permitirnos tener un dialogo interno, reconociéndonos como una obra de arte de Dios, de la cual nos podemos maravillar y así amarnos”, puntualizó Galaviz.
En lo personal me parece que podría ser un auto análisis que se logra cuando estamos en calma y sin pensar en nada, aunque tomando en cuenta que es por medio de la introspección que nos podemos ayudar descubriendo nuestras capacidades, pensamientos, miedos, deseos y remordimientos, lo cual puede ser fuente de tus próximas obras.
Me identifico con Galaviz cuando explica: “Yo hacía una obra cada tres meses, batallaba mucho, esperaba a que me llegara la inspiración, pero gracias a la meditación aprendí a manejar la energía y desde ese momento me ayudó a provocar el estado indicado para crear. Provoqué que viniera la musa y no esperar a que llegue”.