Misterioso, indescifrable, oscuro, inicuo, tétrico, malvado, perverso… y todo lo que usted quiera agregarle estimado lector, Nuevo Laredo teme hoy su eclipse.
Pero no al fenómeno astronómico que hoy es esperado con gran y positivo gusto por la gente de esta ciudad y del mundo, sino que nuestro Nuevo Laredo (su pueblo) le teme cada vez más, al eclipse que hemos estado padeciendo in crescendo, desde el 1 de octubre pasado.
Fecha en que mal empezó y obró de lo peor este gobierno local y que todo indica que así seguirá hasta el último día de septiembre del siguiente año 2018, día final de este gobierno municipal bienal. ¡O más!, por todo un lustro y quizá otros tres años, si ocurre que el pillo saliente designa a su sucesor.
Sí será un mínimo de dos años de oscuridad total, de opacidad y a diferencia del cielo oscuro de este día de hoy, el eclipse de Nuevo Laredo no tenemos la certeza de que vaya a pasar pronto.
¿Por qué decimos tal cosa? Porque en la política mexicana, todo se compra, todo es a base de dinero, y este eclipse nuestro ya ha amasado tanto capital, como para pagarle a quien haya que hacerlo, para gozar de otros tres años de poder.
Desde el primer minuto como alcalde, como carrera contra cronos, el hombre se propuso hacerse del dinero que le diera la oportunidad de una vuelta mejor (la primera etapa de este recorrido es de “apenas” dos años, el segundo trayecto es de tres más) ¡todo un lustro!
Algo que lo podría poner en los anales de Nuevo Laredo como el hombre más rico de los últimos tiempos, con una fortuna de muchos miles de millones de pesos, no sólo de cientos de millones, sino ¡miles!, pues estamos hablando tanto del capital que hurte como del dinero que obtenga de pingües arreglos y negros entuertos que pudiera hacer con otra gente, al estar él al frente de la comuna.
NEGRO COMO SU ALMA
Nuestro eclipse parecerá eterno, pues el tipo ya tiene el dinero que requería para mercar una siguiente candidatura y así repetir en el cargo. Y en el remoto caso de que no fuera así, aún le falta su segundo año de gobierno, disponer a sus anchas del erario del 2018, para su sombrío propósito.
Pero no les quepa la menor duda estimados lectores, que ha reunido la suma para pagarse una reelección y hasta puede garantizarle más capital a quien tenga la responsabilidad de concederle la candidatura de su partido.
¿Qué todavía faltaría ganar en las urnas al PRI? ¡Ja! Ni el mismo tricolor doctorado en mañas electorales, podría hacer nada pare evitar el triunfo de este eclipse. Nadie en el Revolucionario Institucional tiene el tesoro que pueda o quiera arriesgar para ganar la siguiente alcaldía, ni tampoco el hacerse de los “padrinos” que se las pudieran financiar, pues aquél ya los habrá acaparado.
Además, el que manda políticamente en el Estado -al viejo estilo del Revolucionario Institucional- es el que operaría para garantizarle al que le está pagando el derecho de piso, ese preciso triunfo que está comprando.
Y ante lo anterior alguien pudiera decir, pero todavía falta pasar por el votante, el pueblo mismo lo vomita y no votaría por él, ni siquiera los que lo hicieron el 5 de junio de 2016.
Eso queda de lado, los votos se compran o más bien, los resultados oficiales se negocian con dinero ¿no acaba de ganar Alfredo del Mazo Maza en el Estado de México, siendo que su abuelo y padre fueron dos pillos de siete suelas que empinaron al estado con mayor electorado del país?
El único antídoto -y sin asegurarlo- sería una votación histórica que la gran mayoría de los ciudadanos saliera a sufragar.
El eclipse de sol hoy en Nuevo Laredo pasará en minutos, el eclipse total de Nuevo Laredo, eso podría demorar no dos, ni cinco años, sino hasta ocho, eso si se le antoja poner a su socio ganancioso Danielito, en su lugar sucesorio, después de su aciago lustro al frente de la comuna.
Pero eso si la gente de Nuevo Laredo no hacemos nada.