No dejaremos de hablar del problema de la corrupción, si por corrupción o incompetencia los partidos políticos pretenden seguir cubriendo con la impunidad el camino deshonesto de nuestros gobernantes. No dejaremos de señalar que jamás se terminará la rapiña oficial, si los políticos de oposición se dejan engañar, en el mejor de los casos, o de plano se vuelven cómplices del primer mandatario de la nación. Es decir, si nos recetan corrupción sobre corrupción.
El nuevo Artículo 102 de la Constitución, que aún no entra en vigor, así como su transitorio sirvió de pantalla solamente para que nuestros legisladores se hicieron locos y terminaran burlándose del pueblo-pueblo. No por el hecho de que nadie lee lo que es más complejo que un crucigrama en chino, sino porque envuelve un verdadero obsequio para Enrique Peña Nieto y su Gabinete, que no podrás ser pasados a la báscula al menos por nueve años.
Vea usted lo que es jugarle el dedo en la boca a los mexicanos ingenuos que se conforman con ser llevados como manadas a los mítines para aplaudir a su Presidente y tomarse fotos con él o buscar cuando menos un saludo de mano, sin darse cuenta que se trata de un auténtico pájaro de cuenta que sabe muy bien cómo salirse con la suya para que no lo juzguen de haber cometido el multimentado conflicto de interés por favirecer a amigos constructores que luego le venden a precio de ganga y con intereses suavecitos las mansiones que desee.
El Senado (que ya de Honorable no tiene ni la Hache muda) cuenta con un plazo de 20 días para integrar una lista de diez candidatos para el cargo de Fiscal General de la Nación a fin de que éste tenga verdadera autonomía y no haya la sospecha de conflicto de interés entre dicho Fiscal y el Poder Ejecutivo. Pero si el Senado no presenta la lista, entonces el Presidente será quien integre una terna para que el Senado la estudie.
La trampa consiste en que el Senado envía dicha lista y el manoseo o las negociaciones entre partidos hará que el PRI imponga al fiscal que ofrezca más intereses afines a Peña Nieto, en este caso, y todos contentos.
El peor escenario es que el Senado no envíe la lista de candidatos, para así dejar al Presidente la opción de que él presente una terna al mismo Senado, a fin de que éste elija al “bueno” en un plazo de diez días, con el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes. Y si no lo hace, entonces Peña Nieto tiene vía libre para escoger a quien él desee, lo cual pinta el cuadro completo de la indolencia, corrupción o complicidad de quienes tienen el deber de atajar esta arbitrariedad tan peligro para terminar con la impunidad y la falta de sanciones en un verdadero estado de derecho.
La manga ancha a favor del Presidente en este asunto legal tan enredado va más allá, pues el Artículo transitorio asienta que el Procurador General de la República que se encuentre en funciones al momento de expedirse la declaratoria a que se refiere el párrafo anterior, quedará designado, por virtud de ese decreto, Fiscal General por el tiempo que establece el Artículo 102 constitucional, o sea, por un lapso de nueve años.
Pobre pueblo, en el que me incluyo obviamente, tan ignorante y dejado. Pero más pobre por estar abandonado a la buena de Dios en asuntos que nuestros representantes ilustrados debieran llevar a buen destino para bien de todo México y el combate a la corrupción.
Así cuando….
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