Andrés Manuel López Obrador se salió con la suya: sin rival al frente, fue designado (pero no electo) presidente de MORENA, que es su partido propio para allanarse el camino hacia los comicios presidenciales de 2018. Agárrense, porque este político “picudo” aprovechará los tres años para promocionarse a sus anchas en los medios informativos que le den espacio y tiempo y atiendan sus llamados para cubrir sus noticias.
El habilidoso tabasqueño va por la tercera, que es la vencida, como se dice coloquialmente. Y va con todo a sabiendas que frente a Felipe Calderón perdió por un “pelito”, con el sabor amargo de que el presidente Fox se confabuló con los grupos económicos más poderosos para descarrilarlo y, dice él todavía, “robarle la elección”.
Y luego otra vez la intensa campaña negativa y la orquestación mediática en su contra lo hicieron que creyera que ganó Enrique Peña Nieto, en medio de una serie de irregularidades fraguadas por el PRI y algunas entidades del poder financiero. Por eso ahora buscará posicionarse cuanto antes, porque sabe que trae correntía y sus promesas dan en el centro de la diana de los empobrecidos mexicanos que apuestan a su candidatura.
Agárrense con López Obrador, porque el resentimiento y la venganza política son una bomba de tiempo para dar fuerza a sus aspiraciones de hacerse del Poder Ejecutivo con el fin de imponer su programa de izquierda y cumplir su promesa de que nadie en México viva sin trabajar, excepto los flojonazos de marca, porque él abrirá muchas fuentes de empleo, además de que está dispuesto a que ningún joven quede fuera de las universidades públicas.
Agárrense con López Obrador porque vamos a ver que aprovechará ser presidente de MORENA a fin de acaparar los reflectores por cualquier iniciativa que presente o por cualquier alarde de oposición a la política de Peña Nieto. Y que ni se le enfrenten Manlio Fabio Beltrones, del PRI, y Ricardo Anaya, del PAN, y menos, mucho menos Agustín Basave del PRD porque se los lleva de calle en cuanto autopromoción y handicap político.
López Obrador por aquí, López Obrador por allá… López Obrador dijo esto, López Obrador hizo aquello… López Obrador fue a tal parte, López Obrador apoyó a los grupos vulnerables. No hay de otra: para eso se hizo presidente de MORENA. Y a la larga él está seguro que le redituará muchos dividendos y le dará abundantes frutos entre sus seguidores que seguramente se multiplicarán a lo largo del camino.
El izquierdista sabe también lo que le espera, no sólo por su fama de populista sino por las malas artes en que han sido sorprendidos algunos de los que han llegado al poder de su mano. Y porque su ex chófer Nico ahora es un alto funcionario en la delegación del DF que gobierna su amigo Ricardo Monreal, y es un hecho que está ahí por “palancas” y sin ningún otro mérito visible.
Lo importante es que México, desde este momento en que AMLO ya es presidente de MORENA, no se distraiga en sus prioridades ni mucho menos entre en un torbellino electoral anticipado que revolucione el ambiente y empiecen a darse las confrontaciones estériles.
El ex priísta y ex perredista está en su derecho de mover el pandero a su favor, y quienes ideológicamente se identifican con él y creen en su lucha política por el poder también están en su derecho de apoyarlo en sus sueños presidenciales. Pero que no se pierda la cordura ni se quebranten los acuerdos que sustentan nuestra frágil democracia y que jamás se quebrante la ley porque México es de todos y no solamente de los que se creen iluminados o tocados por el halo de sus propios dioses.
Así es que están advertidos a tiempo. Agárrense con López Obrador porque desde ya se ha propuesto ir por todas las canicas. Y espera, como los que han visto pasar dos oportunidades de ganar en un juego y en el caso de él accesar al Poder Ejecutivo en México, que a la tercera va la vencida.
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